Un equipo de médicos alemanes confirmó ayer la realización de una cirugía sin precedente en el mundo: el trasplante de los brazos completos a un hombre que los había perdido en un accidente laboral hacía seis años.
?Muy bien?, se limitó a decirles a los médicos el agricultor de 54 años trasplantado, tras despertar de la anestesia y mirarse las manos. Atrás quedaban, así, los dos intentos sin éxito de utilizar prótesis y su deseo explícito de volver a tener extremidades superiores de tejido vivo.
?Antes de la cirugía tuvimos que explicarle que tendría que acostumbrarse al hecho de que tendría las manos de otra persona?, explicó el profesor Edgar Biemer, quien dirigió la intervención, junto con el doctor Christoph Hohnke, en la Clínica de Cirugía Plástica y Reconstructiva Rechys der Isar, de la Universidad Técnica de Munich.
La operación, que se realizó hace una semana, duró 15 horas. Para llevarla adelante se necesitó suprimir el sistema inmune del paciente, identificar a un donante con características similares al receptor y organizar un ?batallón? de 40 especialistas en trasplante y microcirugía. Organizados en cinco equipos, trabajaron simultáneamente en dos quirófanos paralelos: un grupo a cada lado del donante y del receptor, mientras el quinto equipo se ocupó de extirpar una arteria de la pierna del donante.
La ablación de ambos brazos se realizó teniendo en cuenta el largo de las extremidades del paciente, que tenía el mismo color de piel y edad que el donante.
La "conexión" de los brazos se realizó con mucha paciencia y paso a paso. Primero se unieron los huesos con ayuda de una placa de fijación delgada y alargada con ocho orificios. Luego se unieron las arterias y, finalmente, las venas para poder restablecer la circulación en los brazos trasplantados lo antes posible. Para evitar que el paciente sufriera cualquier inconveniente con el flujo sanguíneo que volvía al organismo del paciente después de recorrer los brazos, los especialistas liberaron la sangre con intervalos de 20 minutos.
"Las manos recuperaron rápidamente el color rosado", recordaron ayer por la tarde los médicos responsables de la operación. Luego, los cirujanos injertaron los músculos y los tendones, y como el donante y el receptor no tenían la misma altura, "la adaptación exacta de la forma de los huesos fue un verdadero desafío", aseguró el doctor Ulrich Stöke, que participó en la cirugía.
Finalmente, se suturó la piel y se colocaron dos fijadores externos en la parte superior e inferior de ambos brazos para mantenerlos suspendidos y evitar que cualquier movimiento genere presión o marcas en los brazos.
De alto riesgo
"Sin dudas, es una cirugía de alta complejidad con riesgos muy altos para la vida del paciente, en especial, por la cantidad de sangre que se maneja durante la intervención", comentó a LA NACION el profesor doctor Guillermo Loda, reconocido experto argentino en malformaciones de la mano y las extremidades.
En 1980, el doctor Loda realizó el primer reimplante de brazo en nuestro país. Hoy, cuenta con unos 300 reimplantes de manos, dedos y brazos. A diferencia de un trasplante, en el que se utiliza un órgano donado, el reimplante consiste en devolverle a la persona el órgano perdido o amputado.
"El trasplante de ambos brazos completos abre un panorama médico nuevo; demuestra que es posible hacerlo, aunque también que es de riesgo extremo -opinó el especialista argentino, que conoce a los cirujanos que dirigieron la cirugía-. Hay que tener mucho cuidado y contar con equipos muy bien entrenados."
Además, Loda destacó la importancia de la preparación psicológica del paciente, así como la información previa y detallada de todo lo que le podría suceder en adelante. "De ser una persona sana con dos brazos amputados, el paciente pasó a depender de drogas el resto de su vida para evitar el rechazo de los tejidos. Si abandona el tratamiento, la cirugía está destinada al fracaso."
Por ahora, a una semana de la operación, el estado del paciente es "bueno" y que "se recupera favorablemente", según confirmaron ayer los doctores Hohnke y Biemer, ex jefe del Servicio de Cirugía Plástica de la clínica en Munich.
Para ambos, pasarán cinco meses antes de que el paciente pueda abandonar el hospital, que es el tiempo considerado necesario por el equipo multidisciplinario que lo atiende para que pueda lograr su recuperación tanto física como psicológica.
Como antes
Ya en su habitación del hospital, después de mirar sus brazos, el agricultor se reencontró con su familia. "Son como antes", atinó a decirle la esposa, luego de tomarle las manos muy emocionada ante el equipo médico.
Es que la preparación para cirugía duró varios años. En el camino, el paciente expresaba su molestar por tener que "pedirles ayuda a los demás para poder trabajar y hacer sus tareas de siempre".
Ahora, comentaron los cirujanos, él sabe que un grupo de especialistas le realizarán una gran cantidad de controles inmunológicos y profilácticos para evitar eventuales problemas de rechazo de los brazos y comenzar la reeducación de los miembros trasplantados antes de poder recuperar su vida anterior al accidente.
?Muy bien?, se limitó a decirles a los médicos el agricultor de 54 años trasplantado, tras despertar de la anestesia y mirarse las manos. Atrás quedaban, así, los dos intentos sin éxito de utilizar prótesis y su deseo explícito de volver a tener extremidades superiores de tejido vivo.
?Antes de la cirugía tuvimos que explicarle que tendría que acostumbrarse al hecho de que tendría las manos de otra persona?, explicó el profesor Edgar Biemer, quien dirigió la intervención, junto con el doctor Christoph Hohnke, en la Clínica de Cirugía Plástica y Reconstructiva Rechys der Isar, de la Universidad Técnica de Munich.
La operación, que se realizó hace una semana, duró 15 horas. Para llevarla adelante se necesitó suprimir el sistema inmune del paciente, identificar a un donante con características similares al receptor y organizar un ?batallón? de 40 especialistas en trasplante y microcirugía. Organizados en cinco equipos, trabajaron simultáneamente en dos quirófanos paralelos: un grupo a cada lado del donante y del receptor, mientras el quinto equipo se ocupó de extirpar una arteria de la pierna del donante.
La ablación de ambos brazos se realizó teniendo en cuenta el largo de las extremidades del paciente, que tenía el mismo color de piel y edad que el donante.
La "conexión" de los brazos se realizó con mucha paciencia y paso a paso. Primero se unieron los huesos con ayuda de una placa de fijación delgada y alargada con ocho orificios. Luego se unieron las arterias y, finalmente, las venas para poder restablecer la circulación en los brazos trasplantados lo antes posible. Para evitar que el paciente sufriera cualquier inconveniente con el flujo sanguíneo que volvía al organismo del paciente después de recorrer los brazos, los especialistas liberaron la sangre con intervalos de 20 minutos.
"Las manos recuperaron rápidamente el color rosado", recordaron ayer por la tarde los médicos responsables de la operación. Luego, los cirujanos injertaron los músculos y los tendones, y como el donante y el receptor no tenían la misma altura, "la adaptación exacta de la forma de los huesos fue un verdadero desafío", aseguró el doctor Ulrich Stöke, que participó en la cirugía.
Finalmente, se suturó la piel y se colocaron dos fijadores externos en la parte superior e inferior de ambos brazos para mantenerlos suspendidos y evitar que cualquier movimiento genere presión o marcas en los brazos.
De alto riesgo
"Sin dudas, es una cirugía de alta complejidad con riesgos muy altos para la vida del paciente, en especial, por la cantidad de sangre que se maneja durante la intervención", comentó a LA NACION el profesor doctor Guillermo Loda, reconocido experto argentino en malformaciones de la mano y las extremidades.
En 1980, el doctor Loda realizó el primer reimplante de brazo en nuestro país. Hoy, cuenta con unos 300 reimplantes de manos, dedos y brazos. A diferencia de un trasplante, en el que se utiliza un órgano donado, el reimplante consiste en devolverle a la persona el órgano perdido o amputado.
"El trasplante de ambos brazos completos abre un panorama médico nuevo; demuestra que es posible hacerlo, aunque también que es de riesgo extremo -opinó el especialista argentino, que conoce a los cirujanos que dirigieron la cirugía-. Hay que tener mucho cuidado y contar con equipos muy bien entrenados."
Además, Loda destacó la importancia de la preparación psicológica del paciente, así como la información previa y detallada de todo lo que le podría suceder en adelante. "De ser una persona sana con dos brazos amputados, el paciente pasó a depender de drogas el resto de su vida para evitar el rechazo de los tejidos. Si abandona el tratamiento, la cirugía está destinada al fracaso."
Por ahora, a una semana de la operación, el estado del paciente es "bueno" y que "se recupera favorablemente", según confirmaron ayer los doctores Hohnke y Biemer, ex jefe del Servicio de Cirugía Plástica de la clínica en Munich.
Para ambos, pasarán cinco meses antes de que el paciente pueda abandonar el hospital, que es el tiempo considerado necesario por el equipo multidisciplinario que lo atiende para que pueda lograr su recuperación tanto física como psicológica.
Como antes
Ya en su habitación del hospital, después de mirar sus brazos, el agricultor se reencontró con su familia. "Son como antes", atinó a decirle la esposa, luego de tomarle las manos muy emocionada ante el equipo médico.
Es que la preparación para cirugía duró varios años. En el camino, el paciente expresaba su molestar por tener que "pedirles ayuda a los demás para poder trabajar y hacer sus tareas de siempre".
Ahora, comentaron los cirujanos, él sabe que un grupo de especialistas le realizarán una gran cantidad de controles inmunológicos y profilácticos para evitar eventuales problemas de rechazo de los brazos y comenzar la reeducación de los miembros trasplantados antes de poder recuperar su vida anterior al accidente.
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