Charlize Theron no ha tenido películas suyas en los primeros lugares de la taquilla --como la actual, Hancock (2008), con Will Smith-- desde The Italian Job, en el 2003, el mismo año de Monster, la cinta por la que recibió el Oscar a la Mejor Actriz.
Pero lo impresionante de ese año clave en la carrera de la bella sudafricana no fue actuar en un éxito taquillero y en el filme independiente y de bajo presupuesto por el que se ganó un Premio de la Academia. Lo fascinante fue ver que Theron podía trascender una realidad primordial: que la belleza puede ser una navaja de doble filo en la arena artística.
Sin lugar a dudas, Theron --nacida en Benoni, Sudáfrica, el 7 de agosto de 1975-- es una de las mujeres más bellas de Hollywood, no solamente de su generación sino de todos los tiempos. Ella pertenece a ese selecto grupo de actrices emblemáticas del glamour cinematográfico como Grace Kelly y Kim Novak, que también comenzaron sus carreras en producciones que quizás explotaban la belleza más que el talento.
¿Quién recuerda el trabajo de Kelly antes de High Noon (1952), o el de Novak antes de Picnic (1955)? Pocos. De la misma manera, casi nadie recuerda a Theron en cintas como el drama de horror Children of the Corn III (1995), y no sólo porque presuntamente no recibió crédito en la pantalla, sino porque el filme es olvidable.
Para muchos, la carrera fílmica de Theron ''comenzó'' en 1997 con The Devil's Advocate, junto a Al Pacino y Keanu Reeves, en la que tuvo un papel --la esposa de un ambicioso y pobretón abogado-- en el que la belleza era esencial para la trama de terror y para la película en general. Su presencia le daba luz a una historia que podría ser, temáticamente, su más oscura y macabra cinta hasta la fecha: un thriller en el que tiene que lidiar con el mismo diablo en persona, representado por Pacino.
En Monster, el ''diablo'' es su personaje: Aileen, una mujer cuya vida se convierte en un infierno de crímenes en serie. Si bien Aileen es despreciable por las atrocidades que comete, también es una de las más bellas encarnaciones en la carrera de Theron, y quizás la mejor lograda por la dimensión del desafío: humanizar a un criminal.
Theron se vio obligada a hacer, además, algo vital para la historia y para ella misma: transformar su belleza en algo grotesco.
Aileen es una mujer
''fea'' en Monster. Theron obviamente se dio cuenta del rumbo que su carrera estaba tomando --la eterna pretty woman-- con cintas como That Thing You Do! (1996), Mighty Joe Young (1998, en la que el cliché de la bella y la bestia es inconfundible), The Cider House Rules (1999, uno de los mejores dramas en su trayectoria, protagonizado por el británico Michael Caine) y la visualmente exquisita The Legend of Bagger Vance (2000), su primera colaboración con Will Smith, bajo la dirección de Ro-bert Redford.
Si Monster fue un riesgo creativo, éste se convirtió en una bendición. Theron demostró que podía ser una actriz de carácter --como lo reafirmó en North Country (2005), su segunda nominación al Oscar-- y una clásica diva glamorosa a la vez, dualidad que le ha dado enorme peso en Hollywood, una industria en la que siempre ha sobrado pretty people sin talento.
No sorprende que hoy, con Hancock, corone la taquilla en Estados Unidos y Canadá, con una recaudación de más de $100 millones, porque Theron es una fuente de poder cuando el papel lo requiere: una superheroína de ciencia ficción --como en la fantasiosa Aeon Flux (2005)--, una detective rodeada de colegas machistas --en In the Valley of Elah (2007)--, la coproductora de su propia película --Sleepwalking (2008)-- o lo que ella, como miembro de la nueva realeza a la que pertenece, le apetezca.
Irónicamente, Sleepwalking, en la que interpreta a una madre soltera pobre que desaparece inesperadamente, dejando a una hija adolescente al cargo de un tío desempleado, tuvo, según tenemos entendido, una ''exhibición limitada'' en algunos cines durante la primavera de este año. La cinta llega al disco digital esta semana y ojalá encuentre el público que merece, porque es excelente y Theron brilla en un papel para el que nuevamente se aleja por completo de su imagen glamorosa.
Si la fama de algunas artistas ha desaparecido con su belleza, Theron sigue demostrando que la de ella es más profunda que la piel.•
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